En el sur de la ciudad, se encuentra Cañaveral, una zona bastante concurrida y comercial, también con gran abundancia de casas, edificios y conjuntos residenciales. Es en este último, donde habito actualmente, siendo sin duda alguna uno de los más tranquilos y silenciosos de toda esta área. El conjunto está conformado por tres torres y cinco pisos; mi apartamento se encuentra en la torre 1, Apartamento 501, más conocido como pent-house, es hoy hace dos años aproximadamente mi hogar.
Tratándose este de un último piso, tiene sus ventajas sobre los otros apartamentos, más espacio, mayor ventilación y sin duda alguna una excelente vista. Centrándome un poco más en la estructura interna del apartamento, está constituido por la entrada lógicamente que se une con la sala, el balcón, la cocina, cuatro baños, cuatro habitaciones, y en el segundo piso, una terraza, que si desde el balcón se ve una buena vista, desde allí es mucho mejor. La sala, uno de los lugares, o quizás, el lugar más importante del apartamento o de cualquier otra vivienda, tiene una decoración un tanto particular, digamos que es un estilo moderno y elegante, pero también tiene su toque relajado, es decir no tan estrictamente elegante; un espacio bastante importante ya que siempre estamos juntos en familia, compartiendo momentos especiales de nuestras vidas.
Retomando la descripción, la sala conecta a un pasillo donde se llega a las “zonas privadas” (por así decirlo) de cada uno de los integrantes del apartamento. El primer cuarto del pasillo es el de mi hermano que queda justo en frente del baño de visitas; el segundo cuarto es el de mis padres con su respectivo baño privado, y finalmente en frente del cuarto de ellos se encuentra mi cuarto, mi espacio.
Al ingresar a mi cuarto, con solo ver los tonos rosa mezclado con el blanco base, da un aire de paz, tranquilidad, frescura y delicadeza; en la parte frontal está el clóset, donde guardo mi ropa y los objetos de gran valor; al lado izquierdo se sitúa un ventanal que da claridad y ventilación; no puede faltar el escritorio, donde laboro y cumplo con mis obligaciones, y el comúnmente llamado “peinador” o “tocador” donde reflejo el gusto por verme bien. Todo esto hace parte del espacio donde día a día estoy, donde puedo pensar, descansar, cantar, y estar en paz conmigo misma.